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LaTeX

Después del penúltimo documento largo que generé en un conocido procesador de textos me juré a mi mismo que buscaría una alternativa.

Me dice un conocido que la última versión de esa aplicación es estupenda y maravillosa. Y me lo creo: es un gran técnico y su opinión es de gran validez para mí. Lo que olvida es que él la ha podido probarla en su trabajo, donde también ha tenido la oportunidad de formarse y realizar los cursos necesarios para sacarle el máximo partido.[singlepic id=13 w=320 h=240 mode=web20 float=right]

Pero me gusta hacer caso a los expertos, así que me dirigí a la Web del fabricante para ver cuánto costaba. Tras un par de saltos para poder llegar a los precios, averigüé que éste es de 189€, y que también se puede adquirir dentro de un conjunto de aplicaciones o suite, cuyo coste es de 249 € para un usuario y un PC.

Afortunadamente, dispongo de los recursos necesarios para enfrentarme a esa cantidad de dinero. Pero me faltaba la formación. Así que busqué en internet cursos avanzados. Los encontré desde 30€, pero examinando los contenidos de estos cursos constaté que sólo se podían considerar avanzados si uno era un auténtico principiante.

Había olvidado decir que lo que yo necesito es editar una tesis doctoral, o sea un libro completo con su portada, índice, lista de términos, lista de acrónimos, índice de tablas, índice de figuras, formato de fórmulas, numeraciones independientes de páginas de introducción y páginas de contendido, división en partes (principal, anexos, documentación final)… Pues bien, de todo esto no he encontrado ningún curso.

Por tanto, no me cedidí a comprar ese programa y en consecuencia no tengo ni idea de si el gasto habría sido de utilidad para mí o no. No me importa gastar, pero tampoco soy un comprador compulsivo: tengo la “mala” costumbre de asegurarme antes de realizar cualquier inversión. Y como no lo vi claro, busqué alternativas.

Suites ofimáticas abiertas

Lo primero en lo que piensa uno es en las suites ofimáticas libres. Realizando una búsqueda en internet es fácil dar con ellas: libre office y apache open office son las más conocidas. También se pueden encontrar procesadores de texto que no forman parte de suites. Se puede consultar la Wikipedia para más información.

Sin embargo ya he trabajado con esos entornos y no me he llegado a sentir lo suficientemente seguro como para arriesgarme a comenzar un trabajo tan duro sobre esa base tecnológica.

Sistema de composición de textos

La siguiente alternativa es utilizar un sistema de composición de textos. Un procesador de documentos, o sistema de composición de documentos, a diferencia de un procesador de texto, lleva al autor a concentrarse en la estructura del documento en lugar de su apariencia. El autor se centra por tanto en lo que quiere decir, en lugar de preocuparse por los bordes de página, los atributos o formato de la fuente. Además, el autor será guiado en la organización, la estructura y el flujo dentro del documento.  (Fuente: Comunidad Virtual Libre Tecnológica. Instituto Tecnológico de Orizaba. Enlace. Revisado en noviembre 2012).

Por las mismas razones que se describen arriba, no quise probar aplicaciones de pago y busqué qué herramientas libres utiliza el mundo académico. Fue así como llegué a LaTeX.

LaTeX

¡Y vaya llegada! Me enganché desde el primer momento. Resulta que montones de libros y tesis doctorales ser escriben cada año utilizando en esta herramienta que existe desde 1982  cuando fue creado por Leslie Lamport para simplificar TEX, un lenguaje de programación creado por Donald Ervin Knuth entre los años 1977 y 1978.

Como ya he mencionado más arriba,

LATEX no es un procesador de textos en el sentido en el que se suele emplear este término en informática. Cuando hablamos de “procesadores de texto”, estamos acostumbrados a pensaren aplicaciones, que nos permiten editar documentos, cuya principal característica es poseer propiedades WYSIWYG. Las siglas WYSIWYG son el acrónimo en inglés de la frase “What You See Is What You Get”, que resume el hecho de que al trabajar con ese tipo de programas, los cambios que vamos realizamos en el texto se reflejan instantáneamente en la pantalla de nuestro ordenador, a medida que los editamos.

En LATEX la forma de trabajar es totalmente diferente. El usuario utiliza cualquier otro editor de textos para crear los ficheros de entrada, en los que además del texto que conformará el contenido del documento, se incluyen algunas indicaciones sobre las características del propio documento. Posteriormente, LATEX tomará ese texto, junto con las indicaciones que lo acompañan, y producirá para nosotros el documento final.

Laura M. Castro Souto.  Introducción a la edición de documentos con LATEX. A Coruña, 8 – 17 de Noviembre de 2004. Enlace. Revisado: noviembre-2012.

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¡Oh, oh! Complicaciones: ¿tengo que añadir indicaciones? ¿tengo que “compilar” el resultado? Pues sí, sí que hay que hacer todo eso. Pero vale la pena un poquito de sacrificio por los resultados obtenidos. ¿Podrías conseguir el formato adjunto con tu procesador de textos actual? Con LateX es mucho más sencillo de lo que uno podría pensar.

http://tex.stackexchange.com/questions/14310/fancy-chapter-headings

Antes de concluir, un aviso

Después de leer el documento referenciado y otros similares me lancé a la redacción de mi Trabajo de Fin de Máster utilizando LaTeX. El resultado fue sensacional pero para ser justo tengo que poner algunos “contras” a tantos “pros”:

  • Hay que leer mucha documentación para llegar a dominar el entorno y hacer auténticas virguerías. La documentación para entornos Windows no es demasiado amplia… tuve que pelear un poco para poder ser capaz de realizar listas de acrónimos. Pero planeo seguir con mis artículos sobre LaTeX, así que supongo que lo contaré tarde o temprano.
  • La revisión ortográfica fue un dolor. Resulta que el editor de texto que elegí como soporte no lo lleva integrado, y no me daba tiempo a aprender, y había poca documentación, y la fecha de entrega se acercaba, y había demasiados errores porque tenía un problema en el teclado, y yo soy un fanático de la ortografía… Lo dicho, un esfuerzo terrible. Ahora ya he aprendido y ya sé cómo hacerlo. Me falta una “prueba de estrés” para ver si con lo que sé ahora sería suficiente.

Seguiremos. Un saludo.

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