En un correo reciente, un buen amigo me ha enviado un correo con una bonita imagen y con un potente mensaje:
Que lo mejor que te haya pasado en el 2012
sea lo peor que te pase en el 2013.
Desde luego es un gran deseo. Yo, realmente, no aspiro a tanto. Pero, ¿a qué aspiro?
En otro de los mensajes que recibí estas navidades en medio un frenético intercambio de What’sUp con otro fenomenal amigo, me decía:
Y salud, que no nos falte a ninguno.
Así es la sabiduría popular. Se centra en lo que realmente importa.
Pero no debemos olvidarnos de la crisis económica, así que, como decía otro mensaje:
Te deseo que pases un muy buen fin de año y que el 2013 sea mejor (pero mucho mejor) que este.
Me suscribo a todos los mensajes anteriores y deseo a mi lectores (y a sus personas queridas) salud, y que este nuevo año sea mucho mejor que el anterior.