No suelo ver series de televisión, debo constatar que o veo películas o veo informativos. Pero no estoy en contra de las series. De hecho alguna he seguido, aunque a menudo con capítulos perdidos sin había en otro canal una “peli” que me gustara más.
Hace poco caí en la tentación y empecé a ver una de ellas, animado por su teórico carácter histórico. Y en la conversación del café la comenté con algunos conocidos. Me reía yo de que “La serie sólo tiene dos estados: sexo o violencia. O las imágenes son de lo uno, o de lo otro. Y los cambios de uno a otro estado, tan bruscos como un simple cambio de plano.”
Poco esperaba yo que ese fuera el origen de una animadísima conversación en la que los compañeros fueron explicando no sólo la serie en si, sino los capítulos por venir, e incluso las futuras temporadas de la serie. Ante mi asombro, uno de ellos me explicó: “es que con el emule quién espera hoy en día una semana para saber qué pasa en la serie”. Y todos los demás apoyaron esa tesis.
Y no pude dejar de asombrarme una vez más de los cambios que está sufriendo nuestra sociedad debido a las nuevas tecnologías. Si todas para bien o no, lo dejo al lector.
Saludos.